No hay ningún contexto, en el que el ser humano esté presente y que no surja el conflicto. La existencia del conflicto es evidente, forma parte de la historia personal y social de la humanidad. Representan una manera de aprender, de evolucionar de construir y de progresar. Siempre nos encontraremos con alguien que tiene aspiraciones, ideas o intereses diferentes a los nuestros, y como consecuencia surgirá el conflicto sin que lo podamos evitar.
Una vez presente, podemos eludirlo, esperar que se resuelva solo, o hacer como si no pasara nada, aprender a sobrellevarlo y a vivir con él o esperar a que el conflicto escale, se vuelva una crisis y las posibilidades de resolverlo se vean disminuidas de manera importante, desde luego ninguna de estas opciones es la más recomendable.
Entonces, ¿qué debemos hacer cuando surge un conflicto?
El objetivo no es eliminar o evitar el conflicto, sino aprender a gestionarlo. Ha quedado demostrado, que esto nos traerá más y mejores beneficios.
John Paul Lederach, nos dice acerca de la gestión de conflictos que: “es la actividad orientada a prevenir o contener la escalada del conflicto, a reducir su naturaleza destructiva, con el fin último de alcanzar una situación en la que sea posible llegar a un acuerdo, o incluso a la resolución del propio conflicto.”
Ante esto surgen herramientas alternas para la solución del conflicto y que son conocidas como Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias (MASC) de los cuales podemos echar mano y tomar acuerdos que sean favorables para ambas partes, sin que intervenga un órgano jurisdiccional, en el que se restauren las relaciones humanas y transformen el conflicto en una oportunidad de crear un proceso constructivo y libre de violencia, que fomente la tolerancia y la paz.
Las 5 mejores formas de gestionar un conflicto son:
- La Negociación.
- La Mediación.
- La Conciliación.
- El Arbitraje.
- La amigable composición.
Estos procedimientos comparten las características de ser voluntarios, expeditos y económicos. En todos ellos, el facilitador es elegido por las partes, y éste debe hacer un compromiso de confidencialidad e imparcialidad, en el que fomente la comunicación entre los involucrados y a través de un proceso flexible, las partes puedan tomar acuerdos.
En un proceso de Negociación, no es necesaria la intervención de un facilitador, pues es un procedimiento, en el que dos o más partes intercambian opiniones y ofrecen propuestas para la resolución del conflicto, de común acuerdo.
La Mediación es un modelo de negociación asistida, en el cual las partes involucradas, tratan de resolver un conflicto, con la ayuda de un tercero imparcial y debidamente capacitado, que actúa como facilitador.
La Conciliación sigue un proceso parecido al de la Mediación, con la diferencia de que el facilitador, puede sugerir las opciones de solución, y será decisión de las partes el emplearlas o no, si las consideran adecuadas.
En el Arbitraje, las partes eligen someter el conflicto a uno o varios árbitros independientes, que serán los encargados bajo su óptica y experiencia, de dar resolución a la controversia a través de un laudo arbitral cuyo cumplimiento será obligatorio para las partes.
Cuando los particulares o una entidad pública, habilitan a un tercero para dar solución a su controversia, estamos hablando de una amigable composición.
El día que logremos que los Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias sea la primera opción para gestionar los conflictos, por encima de un juicio ante tribunales, habremos dado un gran paso en la construcción de la Paz en nuestro país, nuestra sociedad y en el mundo.
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