No te aferres: No te estanques ni te quedes parado en el mismo lugar, date cuenta que tu realidad cambió. A veces los mejores éxitos de la vida están disfrazados de tragedia.
Auto empléate: Busca sacar provecho o beneficio a tus habilidades y conocimientos, puedes comenzar desde preparar y ofrecer alimentos, hasta ofrecerte a vender los servicios de un amigo o familiar a cambio de una comisión, quizá puedas iniciar en las filas de los negocios de diferentes giros como las ventas directas o los multiniveles.
No reaccionar: Controla tus emociones y evita actuar sin antes tener la información necesaria. Actuar precipitadamente no es la mejor opción, trata primero entender tu situación real, pon las cartas sobre la mesa y empieza a actuar.
Aprender de la situación: Toda crisis es un momento para aprender, detecta lo que esta crisis te está ensañando a ti en particular.
Buscar paradigmas nuevos: Es momento de cambiar tus pensamientos y creencias. Antes de la pandemia ¡creíamos que no sobreviviríamos ni una semana encerrados! Relaciónate de manera diferente con tus seres queridos, genera nuevos recursos financieros en tu vida, ya nos dimos cuenta que no podemos tener “todos los huevos en la misma canasta”, si antes no hacías ejercicio, hazlo, si antes no meditabas, comienza a hacerlo, si no convivías con tus hijos, dedica un tiempo específico en la semana exclusivo para platicar con ellos (o con tu pareja, seres queridos, etc.).
Confiar en la sabiduría de tu “SER”. Confía en ti, confía en que la solución está dentro, y que esta experiencia también la construimos con base en lo que nuestro ser necesita aprender de esta vida. Tú sabes lo quieres y tú te pondrás en el camino correcto. No tengas miedo de fracasar, creer que lo puedes hacer es el primer paso para lograrlo.
NO te resistas: No trates de nadar contra corriente, solo te cansarás, mejor usa la corriente para impulsarte y llegar más lejos o de forma más rápida. Recuerda que “a lo que te resistes, persiste”.
¡Vamos a estar bien! Porque así lo queremos y lo creemos.
Observa tus pensamientos y creencias, qué impacto está teniendo los pensamientos que tengo en mi vida. Es necesario fijarse en lo que sí se tiene, no en lo que no. Hay que educar a nuestro cerebro para que se focalice en aquello que es positivo en nuestra vida.