El pasado martes dos de Junio el Colegio de Posgraduados en Derecho de Yucatán (CPDY), tuvo la octava parte de su Conversatorio titulado “Retos de la Mediación en tiempos del Covid-19”. Para dicho acto académico se contó con la participación de diversos especialistas que dieron un enfoque multidisciplinario al tema, siempre orientado al derecho global. El panel lo integraron: la Dra. Adriana De León Carmona, la Dra. Verónica Moyano Acuña, el M.D. Bernardo Rivadeneyra Pérez y el Dr. José Antonio Rodríguez Márquez.
La mesa panel tuvo como moderador al Maestro en derecho corporativo Carlos Chin Novelo, miembro del Colegio de Abogados de Empresa ANADE, mediador y traductor legal corporativo en LexMex Abogados.
Comenzó la Dra. Adriana De León Carmona, quien funge como Presidenta de la CONCAAM y la OMA, quien en sus conclusiones mencionó que el mediador debe de ser congruente con lo que piensa, con lo que dice y como actúa.
Hablar de mediación es un tema que le apasiona, la mediación es un estilo de vida ya que te cambia los paradigmas que tienes de lo que es justicia y te das cuenta que existe otra justicia posible y que ésta, te cambia la manera de ver la vida y te enseña a ver desde otra perspectiva el conflicto.
Así como la tecnología avanza, la mediación también avanza a pasos agigantados y México no debe de quedarse atrás. La Dra. Adriana forma parte de la primera generación en el estado de formar parte de este cambio de paradigmas en la mediación para trabajar en la mediación a distancia que, aunque no se ha legislado en México los mediadores debemos de unir esfuerzos para que esto suceda, no quedarnos atrás y debemos estar en continua preparación.
Hoy por hoy es importante que las universidades incorporen a sus programas la materia de mediación, pero no como optativa sino como materia obligatoria.
Posteriormente estuvo presente la Dra. Verónica Moyano Acuña, quien es Directora del Instituto de Mediación de México en la región Sureste. Expuso que las oportunidades y desafíos de la mediación en el Estado de Yucatán ante las diversas condiciones y cambios que las consecuencias del covid-19 nos obliga a enfrentar como individuos que formamos parte de una colectividad.
Este año se cumplen 10 años desde que dio inicio la implementación de la mediación en el Estado de Yucatán, actualmente contamos con un buen número de profesionales de la resolución de conflictos, tanto institucionales como privados, incluso aportando sus conocimientos y experiencias a través de la cátedra en universidades y posgrados.
Cuando en los primeros meses del año nos dan la noticia que existe un virus cuyo nivel de contagio es seis veces más potentes que el VIH, y desde entonces empezamos a conocer los síntomas del Covid-19 y sus letales consecuencias. Es aquí donde nuestras instituciones socializadoras: la familia, la escuela y la comunidad sufren una fisura en sus cimientos.
¿Qué sucedió?
La familia: al estar todos sus integrantes conviviendo minuto a minuto se generan diferencias, controversias, conflictos, pleitos, debido a una mala comunicación o la falta de ésta. Se descubren secretos, manías, trastornos psicológicos, entre otros.
La segunda institución socializadora: la escuela, desaparece en este momento como ente socializador (cara-cara) porque la instrucción educativa es a distancia o como se pueda.
Y la tercera institución socializadora: La comunidad, que no todos sus integrantes se encuentran en debido resguardo en sus casas, generan conflicto.
Lo mejor del caso, es que tenemos diferentes formas de enfrentar el conflicto: algunos lo evitamos, otros lo enfrentamos, competimos, complacemos y transigir.
En este contexto, necesitamos adaptarnos a las nuevas circunstancias que nos permita el buen convivir, y que nos impuso el COVID-19, muchos le llaman: una nueva normalidad; lo que lograremos a través de nuestras habilidades socio-cognitivas y comunicacionales y en parte, es lo que hacemos en los procesos de mediación.
Finalmente realizó las siguientes propuestas:
Apoyar desde nuestras trincheras la democratización de la justicia, en el caso de nosotros como Profesionales de la Resolución de Conflictos, que la mediación llegue a todos los rincones de Yucatán.
Impulsar las reformas necesarias para la regulación de la mediación a distancia.
Siguió el turno del M.D. Bernardo Rivadeneyra Pérez, Notario público, Presidente del IGOME y mediador corporativo quien nos platicó sobre una visión empresarial y de negocios en la mediación.
La crisis derivada de la pandemia del coronavirus, está provocando graves consecuencias en todo el mundo. Los dos tipos principales de crisis en México son:
- a) La sanitaria
- b) La socioeconómica
Se determinó el cierre obligatorio de todo tipo de actividades no consideradas esenciales para enfrentarla.
Lo anterior ha ocasionado un incumplimiento generalizado de las múltiples obligaciones legales y contractuales, en muy diversas materias y sectores, lo que naturalmente genera y generará en las próximas fechas y en mayor grado conflictos sociales, económicos, empresariales y de toda naturaleza, desde la provisión de alimentos por falta de empleo, de ingresos, lo que genera naturalmente el impago involuntario de créditos de casas-habitación, de arrendamientos de locales comerciales o de oficinas, la suspensión o diferimiento de proyectos, etc.
La afectación ha sido para todos. Para las micro, pequeñas, medianas, grandes empresas, nacionales y extranjeras, pero también para la economía informal, generando un círculo vicioso que nos pone a todos en la posibilidad de incumplir involuntariamente de nuestras obligaciones.
El nombre del juego empezó a llamarse “liquidez”, es decir disponibilidad de recursos, especialmente para las personas y empresas más vulnerables. Algunos gobiernos han apoyado con mayor o menor grado e impacto, incluso a sectores específicos de la población de los sectores económicos, formales e informales.
¿Qué sucede en estos casos?. La mayoría de las legislaciones del mundo contemplan las figuras jurídicas extremas como son el caso fortuito y la fuerza mayor, como excluyentes de responsabilidad ante incumplimientos. No obstante lo anterior, la aplicación de las disposiciones legales relacionadas con el caso fortuito y la fuerza mayor es muy casuística. Cada caso se debe analizar con sus propias particularidades y eso derivará frecuentemente en intereses encontrados, que el juez tendrá que valorar para que dentro su imperio, determine cuál de dichos intereses tiene mayor legal. Es decir, desde la mirada procesal, habrá un vencedor y un vencido.
En la actualidad y de manera general, los tribunales han estado saturados, cada vez con menos recursos y sin duda, la propia crisis les generará una sobrecarga cuando vuelvan a abrir, lo que muy probablemente traerá un caos que habrá más complicado hacer eficiente, pronta y expedita la impartición de justicia.
Bien se dice que crisis son oportunidades. Y pareciera que llegó el momento de valorar la importancia y necesidad de los mecanismos alternativos de solución de controversias (MASC) que emergerán finalmente y en justicia, como la mejor alternativa para la solución de los conflictos, y además con plena validez y reconocimiento legal.
En el mundo empresarial las partes coinciden frecuentemente en intereses comunes. El servicio y la calidad es un valor compartido. Se busca el mejor costo beneficio para ambas partes. Y si le agregamos el talento de crear alternativas de formas y fórmulas para hacer negocios, el beneficio se multiplica y es altamente gratificante.
La mediación es la mejor opción. Aun se conoce poco. Hay que promoverla con mucha intensidad y pasión social.
Por último, tocó el turno al Dr. José Antonio Rodríguez Márquez, profesor, autor de obras sobre mediación, mediador y árbitro internacional, quien nos platicó sobre la mediación comercial internacional.
Actualmente las instituciones internacionales de arbitraje han puesto énfasis en la mediación, entre dichas instituciones además del CPR antes mencionado están: el Centro Internacional de Resolución de Disputas (ICDR por sus siglas en inglés), la división internacional de la American Arbitration Association, la Cámara de Comercio Internacional, y The Chatered Institute of Arbitrators.
La mediación internacional no es la panacea para resolver los conflictos internacionales, sino que es una opción más rápida y menos costosa que el litigio transfronterizo y el arbitraje internacional. Esta opción permite a las partes en conflicto llegar a una solución que incluso les haga continuar sus relaciones comerciales; lograr una solución confidencial construida por ellas mismas y no por un tercero, ya sea juez o árbitro.
En la mediación comercial internacional, el uso de mediadores de instituciones de reconocido prestigio y permanencia da a los comerciales y empresarios de diferentes países y culturas mayor confianza en gestionar su conflicto a través de la mediación.
La mediación comercial internacional ocurre entre individuos, entre seres humanos, en donde se deben tomar en cuenta las culturas de los mismos. La cultura que se forma por costumbres, tradiciones, valores, principios religiosos de la sociedad a la que un individuo pertenece. En estos casos la co-mediación puede ser mejor para considerar las diferencias culturales de las partes y que éstas tengan mayor apertura y confianza en la mediación y los mediadores.
La mediación comercial internacional requiere de mediadores profesionales y de abogados con un conocimiento profundo de la mediación, totalmente diferente al que se requiere para el litigio o el arbitraje. La mediación comercial internacional requiere de difusión. No se puede difundir, recomendar, vivir, incluso apasionarse, por algo que no se conoce.
La flexibilidad de la mediación comercial internacional hace que ésta sea una alternativa atractiva para la resolución de controversias mercantiles transfronterizas, sin recurrir a tribunales; de hecho, en esta pandemia del COVID-19, las mediaciones han seguido y han iniciado; esa flexibilidad y voluntariedad de la mediación ha tenido como herramienta fundamental a la tecnología y la creatividad en la utilización de sus recursos.
La mediación internacional requiere de profesionistas, de abogados dispuestos a desaprender y a volver a aprender otras formas de resolver las controversias diferentes del litigio y el arbitraje, parafraseando la cita que hace Alvin Tolfer en su libro “El Shock del Futuro”: “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer, ni escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.”
Finalmente, como el proverbio italiano dice: “es mejor un convenio delgado que una sentencia muy gruesa.”