- Los jefes se quejan constantemente del desempeño de su gente.
- La mayoría de los problemas se inician internamente. ¡El verdadero enemigo está adentro!
- La mayor parte del personal no comprende hacia dónde va la empresa.
- Frecuentemente hay desacuerdos entre los jefes, es muy difícil llegar al consenso.
- Si no están los jefes las cosas no se hacen o se hacen mal en sus departamentos.
- La mayor parte del personal piensa que las reuniones son una pérdida de tiempo.
(Muchas reuniones, pero siempre tratando los mismos problemas). - Hay más planes que acciones, muchas cosas que se planean no se concretan.
- Hay muchos haciendo muchas cosas, pero pocos haciendo lo correcto.
- Los mejores puestos los ocupan los familiares, no necesariamente los empleados más competentes.
- En la superficie somos una gran familia, pero hay grandes conflictos debajo de la alfombra.
Si algunos de estos “dolores” le sonaron familiares en su empresa, el peligro es latente. Lo que agrava la situación, es cuando estos “dolores” llevan mucho tiempo siendo parte de la vida diaria de la organización, al grado que han llegado a convertirse en parte del paisaje, tal pareciera que no puede ser de otra manera, y los lamentos en los pasillos y en los privados son tan solo válvulas de escape que lejos de aportar soluciones, sólo contaminan más el ambiente laboral.
La puerta de salida de la zona de peligro podríamos definirla en una sola palabra: Institucionalización, el problema es que la gran mayoría de las empresas enfrentan serios obstáculos para institucionalizarse a sí mismas, les cuesta mucho salirse del plano en el que se encuentran porque la operación los tiene atrapados a todos; y ya el gran Albert Einstein nos enseñó que los problemas jamás podrán ser resueltos desde el mismo nivel en el que fueron creados. Cuando estamos hablando de una empresa familiar, la problemática es aún más compleja, ya que todos sabemos los desafíos que enfrentan este tipo de empresas por los conflictos que son naturales al mezclarse las emociones con los criterios empresariales, lo que dificulta mucho la objetividad tanto en el desempeño como en las decisiones críticas.
Para poder visualizar una solución real, empecemos por repasar un poco qué significa institucionalizar una empresa. Básicamente se trata de establecer un sistema integral de gestión con un rumbo estratégico trazado, con políticas y procesos bien definidos y debidamente documentados, favoreciendo el uso todos los recursos y el enfoque de todos los esfuerzos hacia el logro de los objetivos de la empresa, privilegiando el éxito organizacional, por encima de cualquier otro tipo de interés individual o parcial.
Las empresas de los países más desarrollados del mundo y de algunos emergentes como México, que conforman la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), han encontrado el camino más seguro y efectivo para la institucionalización de las empresas a través del establecimiento del modelo denominado: Gobierno Corporativo, mismo que además de resolver los “dolores” que limitaban el desempeño de las empresas, están permitiéndoles garantizar su trascendencia en el tiempo, así como el incremento en su rentabilidad y su valor en el mercado.
Uno de los factores torales para la efectividad de este modelo, es el establecimiento formal de un órgano de gobernanza corporativa, que es el Consejo de Administración, en el que participan consejeros independientes, profesionales expertos en las áreas que más necesita apoyo la empresa, y cuyo único interés es el de llevar a la organización al cumplimiento de su misión, a la consumación de su visión a la luz de sus valores, y al logro de sus objetivos estratégicos que desembocan en generación de valor a largo plazo para accionistas, colaboradores y terceros interesados, convirtiendo a las empresas que adoptan este modelo, en fuertes hilos que conforman el tejido económico en sus entornos.
En México, el Consejo Coordinador Empresarial, ha sido el organismo responsable de emitir el Código de Principios y Mejores Prácticas de Gobierno Corporativo, que recoge las principales recomendaciones de la OCDE, para adaptarlas a las condiciones estructurales y legales del país, permitiendo que el modelo de Gobierno Corporativo haya tenido tantos casos de éxito a lo largo de las dos últimas décadas.
En el IGOME (Instituto Internacional de Gobierno Corporativo y Mejores Prácticas), llevamos casi una década impartiendo el Seminario de Mejores Prácticas Corporativas, permitiendo que el modelo de Gobierno Corporativo sea ya una exitosa realidad para diversas empresas de Yucatán y de otros estados, que han vivido con nosotros este programa y que es aplicable a las empresas de todos los tamaños.